viernes, 24 de febrero de 2012

LA NOCHE Y LA MONTAÑA

Despues de unos días sín relatos y animado por un mensaje anónimo en internet, me ha apetecido comentar una experiencia nada marinera. Volvia solo en coche del Mar Negro, de asistir a la entrega de un velero en  el puerto de Burgas, había parado previamente un par  de días en Sofia y por problemas burocráticos y cierre de los bancos por devalorización de la moneda me ví obligado a esperar la apertura de bancos para conseguir Levas para mi desplazamiento por el país, Dracmas para Grecia, Liras, Francos para el viaje.
Recuerdo salir de Sofia a media tarde, llegar a la frontera de Kulata anocheciendo, aquellas carreteras aconsejaban no pasar de los ochenta kilómetros por hora,me registraron el coche y en mi limitadísimo inglés y algo de francés explicar el motivo de mi viaje.Conseguido entrar en Grecia, encaminarme hacía Thesalónica, Athenas por las afueras y empezar los ascensos a montañas de los balcanes para cruzar el país hasta el puerto de Igoumenitsia en dónde embarcar hacia Italia.Estos puertos de montaña, más vale pasarlos de noche, más que nada por no ver las consecuencias de una salida de la carretera.
Total que sobre las cuatro de la mañana decidí parar, para cómo dicen en Francia " cambiarle el aceite a las olivas" meada contenida de horas.Busqué sitio para parar, paré el motor de aquel Nissan Patrol, los acostumbrados a la montaña lo sabrán, pero a mí a esas horas, los ruidos de la naturaleza a esas horas a mí me impactaron, no sé si los ruidos de pajarracos, silbidos de serpientes,, la brisa en los árboles, los jabalíes ¡¡¡Yo qué sé!!! Sí que puedo decir que casi me subo al coche sín haberme subido la bragueta, valiente qué es uno.
Proseguí hasta Igoumenitsia, me pare a la puerta de las oficinas de la naviera y me dormí. Suerte que un bocinazo de un camion que iba a embarcar me despertó con el tiempo justo de tramitar el embarque y descansar las horas de la travesia hasta Brindisi.

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